miércoles, 11 de septiembre de 2019

SAN MIGUEL DE ARALAR. LA ATALAYA MILENARIA


SANTUARIO DE SAN MIGUEL DE ARALAR


Cada uno de nosotros guardamos en lo más profundo de nuestra alma, allí donde más calorcito hace, rincones escritos con letras de oro en el libro de nuestra existencia. Son lugares únicos, da igual que sean más o menos bellos, conocidos, apartados,… son lugares cuya sola mención despierta en nosotros una sonrisa cómplice, una sonrisa de recuerdos y profundo amor hacia su magia. Cada uno tiene el suyo o los suyos, ciudades, montañas, ríos, playas, campings, el muestrario es tan grande como grande es la humanidad. Quizás el sentimiento que despierta en nuestro ser es algo profundamente subjetivo, y probablemente incomprensible a ojos ajenos, pero tal vez en eso, precisamente, estribe su magia, su fuerza, ese algo que les hace únicos.

Uno de esos lugares es para mí, el santuario de San Miguel in Excelsis, lo confieso, el viejo templo de la montaña de Aralar, se acurruca en lo más profundo de mi corazón, a sus paredes de piedra, a su silencio y calma, a sus paisajes únicos me unen, desde niño, invisibles hilos de recuerdos, de momentos felices y de personas que forman parte de mi ser. Para mí es uno de esos lugares esenciales en mi existencia, un lugar intimo y personal, San Miguel, y toda la sierra de Aralar, me han hecho de alguna forma como soy.

SANTUARIO DE SAN MIGUEL DE ARALAR DESDE ARTXUETRA

Desde su atalaya milenaria, al cobijo de la montaña de Artxueta, este magnético rincón, de hermosura abrumadora, vigila los viejos pasos del valle, que se acurruca a su abrigo desde tiempos inmemoriales. Un maravilloso templo románico, guardián de la esencia de la montaña, de viejos mitos y tradiciones antiguas, de una historia que hunde sus raíces en lo más profundo de los tiempos, guardián, además, de sentimientos profundos e íntimos.

SANTUARIO DE SAN MIGUEL DE ARALAR

El templo se ubica sobre una planicie en lo alto de la montaña, llamada antiguamente “Mons Excelsus” y “Excelsitas”, de aquí que se le conozca, incluso actualmente como “In Excelsis”. Pues bien, este rellano, ha llamado la atención de quienes aciertan a pasar bajo ella, desde tiempos inmemoriales. Sobre todo, cuando se observa desde su parte SE, su forma, en cierto modo de altar, de ara, no ha dejado indiferente a nadie a lo largo de los siglos. Pero además del magnifico templo, esta sierra incomparable, esconde rinconcitos de belleza delicada, bosques misteriosos, ríos saltarines que nacen directamente de la montaña, megalitos, y un sinfín de pequeñas perlas agazapadas en cada recodo del camino, esperando que nos acerquemos a ellas con respeto y curiosidad

El lugar donde se ubica el Santuario de San Miguel in Excelsis, ha llamado la atención de las gentes, desde los tiempos neolíticos, en los que, parece ser que, se ubicó allí un lugar de culto, atraídos, tal vez, por la magia del lugar. Según los especialistas, primero se coloca, probablemente, un dolmen, para luego construir sobre el monumento megalítico un templo cristiano que fue evolucionando hasta llegar al hermoso templo románico que podemos admirar hoy en día. Según diversos estudiosos, el lugar con forma de ara donde se asienta el templo, pudo dar incluso nombre a la sierra, Aralar, parece que pudo contar con un altar votivo primigenio, el “Ara Coeli”, dedicado a una divinidad guardiana de los caminos y habitantes del valle, algo muy común en determinadas cumbres durante la romanización. La ruta que discurre bajo los pies del santuario de Aralar, por el valle del Arakil, fue desde antiguo una importantísima “autopista”, por la que circularon pastores neolíticos, migraciones europeas, legiones romanas, peregrinos, y gentes de todo tipo, hasta nuestros días. Una tesis defendida por grandes estudiosos de la materia, nos dice que pudo haber una relación entre el Ara Coeli (el Araceli, Aracelium, Aracillum de los geógrafos romanos), y sus habitantes (los Aracelitani), con Arakil (Arakoeli, Arakoeill, Araquil). 

Llegar al Santuario de la montaña, sea como sea, por cualquier ruta, siempre ha sido algo especial para mi alma errante de viento, su fuerza, su energía ancestral, sus vistas, esos hilos que me unen con gentes y momentos de mi vida, es algo mágico. Da lo mismo como lleguemos a este paraje único, da lo mismo que ruta elijamos, los frondosos hayedos que suben desde Guardaetxe, los históricos pasos que acarician la magia del valle de Ata, los senderos de vegetación exuberante que suben desde el valle de Arakil, cada cual que elija el suyo, pero sobre todo acercaros a su hechizo con clama y respeto, con la mente y el corazón abierto, os aseguro que no os defraudará.


HAYEDOS DE ARALAR
Los orígenes del templo, se remontan al siglo IX, cuando se levantó una iglesia carolingia de la que tan solo quedan algunos sillares del muro, de tono más oscuro que los demás, tres ventanas que vemos en el ábside con forma de herradura y los arranques de una bóveda gallonada sobre el crucero. Según los expertos, se trataría de un pequeño templo con aspecto prerrománico, que constaría de una nave con porche, sobre la que se levantaría una capilla con acceso por una escalera de caracol. Esta iglesia se perdió y sobre sus restos se construyó el templo románico, que abarcaría la zona de ábsides de la iglesia que hoy vemos. Este se cita en documentos del año 1032. Se completa durante el siglo XII, y se consagra nuevamente en el 1141. La orientación de su cabecera se dirige al Este, posee tres naves con cuatro tramos de longitud cada una, teniendo la central mayor anchura, y en la que se ubica en su tercer tramo una capilla con techo y muros y similar orientación que la iglesia. La cabecera del Santuario está formada por tres ábsides, siendo el central ultra circular en el interior y poligonal al exterior, los otros dos son de menor anchura y profundidad. Se accede al templo mediante un atrio cerrado o nartex.

CAPILLA EN EL INTERIOR DEL SANTUARIO DE SAN MIGUEL DE ARALAR

En su interior se venera la imagen de San Miguel Arcángel, una preciosa figura de madera que se revistió de plata en 1756, se presenta al San Miguel alada, sujetando una cruz sobre su cabeza, una iconografía poco habitual. Presenta una cruz engastada en plata con el Lignum Crucis. En el altar destaca un hermoso retablo de esmaltes de Santa María, una autentica joya de la esmaltaría medieval europea, elaborado en el último cuarto del siglo XII. En él se ven diferentes personajes destacando la Virgen con el niño o los Apóstoles entre otros.

IMAGEN DE SAN MIGUEL DE ARALAR

Allí arriba os espera la magia, la historia, la belleza, pero también la leyenda, no en vano estamos en uno de los lugares principales de nuestra mitología y donde transcurre una de las más conocidas leyendas de la vieja cultura de la montaña. Y es que tal y como recogió don José Miguel de Barandiarán, una vieja historia tiene este lugar como protagonista:

“Bajo en Santuario de San Miguel in Excelsis, en la montaña de Aralar, existe una sima, en la que, cuentan vivió un dragón. Solía bajar a los pueblos cercanos causando auténticos estragos, por lo que los vecinos de las aldeas, decidieron mandar a su cueva a una persona diariamente para aplacar su furia. Se realizaba a sorteo, un día le tocó a una joven acudir a la caverna a ser devorada por el herensuge. Se hallaba a la espera en la boca del antro, cuando apareció por allí, don Teodosio de Goñi.
Este caballero navarro, del valle de Goñi, cumplía penitencia por haber asesinado a sus padres. Y es que, a su regreso de las cruzadas, el diablo se le presentó disfrazado, diciéndole que su mujer, Constanza de Butrón, le era infiel, y que, en ese preciso momento, yacía con su amante en su alcoba. La realidad era que la dama, había invitado a sus suegros a vivir en su casa, mientras Teodosio estuviera fuera, cediéndoles su propio dormitorio, y eran ellos quienes descansaban en la cama. El caballero ciego de ira, mató a sus padres creyendo que eran su esposa y su amante, salió al exterior y cuál fue su sorpresa al ver a Constanza correr hacia él para abrazarlo. La dama explicó lo acontecido, y Teodosio acudió al párroco y al obispo de Pamplona, quien lo envió a Roma a ver al Papa. Este le impuso una condena, de vivir fuera de toda población, arrastrando una gruesa cadena al cuello y cintura, y acarreando una cruz de madera. Su pecado se perdonaría en el momento en que la cadena se rompiese por sí misma.
Teodosio se acercó a la joven que esperaba en la boca de la caverna, tras contarle, ésta lo que sucedía, el caballero le dijo que regresará al pueblo pues él ocuparía su lugar. Salió herensuge, y Teodosio se encomendó al Arcángel San Miguel:
- San Miguel, Ayúdame.
Dicen que entonces se oyó en el cielo:
                  -San Miguel, te llaman del mundo.
                   - Señor, yo no iré sin ti, contestó el Arcángel.
Y llevando a Dios (Crucifijo) sobre su cabeza, posó sus pies sobre el dragón cortándole el cuello, y la cadena de Teodosio.
El caballero en agradecimiento edificó el templo en el que aún hoy pueden verse las cadenas y un hueco que comunica con la sima”.

LAS CADENAS DE LA LEYENDA

Todavía hoy en día podemos cumplir con el rito de pasarnos las cadenas de don Teodosio por tres veces para evitar dolores, y meter la cabeza en el hueco que se ve junto al altar de la capilla con la sima del dragón, podemos, en definitiva, sentir, tocar y saborear nuestra tradición, nuestra vieja mitología.

Allá arriba queda el mágico santuario, en su montaña, guardián de su magia, de su leyenda, esperando a que retornemos a él, a que volvamos a sentir su energía telúrica y única.

2 comentarios:

  1. Gracias a ti conocemos, y amamos, más este lugar al que ya teníamos cariño, y en el que ahora tenemos tantos buenos recuerdos.

    .. esconde tanta magia como tu ..

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