EL NARANJO DE BULNES, REFERENTE MONTAÑERO
Entre la atormentada orografía que compone el sistema
central de los Picos de Europa, sobresale espectacular, soberbia, imponente,
atractiva la cima del Picu Urriellu, también conocido como Naranjo de Bulnes.
No es la cima más alta de la cordillera, pero sus 2.519 metros de
altitud, han ejercido una llamada íntima a muchos escaladores que atraídos por
su magnetismo inexplicable, se han acercado a sus verticales paredes.
LA MAJESTUOSA CARA OESTE
Esta impresionante cumbre se ubica en el Concejo de
Cabrales, en territorio asturiano, sus
calcáreos farallones son un referente del alpinismo europeo, donde se han
escrito auténticas gestas montañeras, pero también grandes tragedias a la sombra
de sus pétreos abismos.
Fue un 5 de agosto de 1904 cuando se realizó la primera
ascensión al "Picu", a cargo de don Pedro Pidal, marqués de
Villaviciosa y de Gregorio Pérez, el Cainejo, un pastor natural de la localidad
de Caín. Fueron ellos los que terminaron con la creencia de que la montaña era
totalmente inexpugnable, para ello se encaramaron por una grieta de la cara
Norte, curiosamente no es la vía de acceso más accesible, atados con una cuerda
de cáñamo que el marqués había adquirido en Londres, con alpargatas don Pedro y
descalzo Gregorio. Aún hoy sorprende la osadía de éstos pioneros al encaramarse
a la vía que actualmente lleva su nombre: la "Pidal/Cainejo", una
grieta de 450 metros
y de dificultad V según la graduación de la UIAA (Unión Internacional de Asociaciones de
Alpinismo). En la escalada, un bloque de roca conocido como "panza de
burra", que aún hoy perdura, les supuso una de las grandes dificultades que tuvieron
que sortear, según la narración de los propios pioneros.
EN LA CARA SUR DEL PICU URRIELLU
Pasan dos años hasta que el alpinista bávaro Gustavo Schulze
asciende en solitario por una variante de la Pidal /Cainejo y desciende por la cara Sur, actual
vía habitual de descenso. Habrá que esperar hasta 1916 para tener la tercera
ascensión de la montaña a cargo de Víctor Martínez, que sube y desciende por la
ruta original, bajando un trozo de cuerda que había dejado allí Gregorio Pérez.
El mismo Martínez se convierte en 1924 en el primer guía del "Picu",
tras subir con un cliente catalán por la cara sur. Este mítico guía es el
encargado junto con Marino Quel de subir el primer buzón a la cima, hecho que tiene
lugar el día 17 de agosto de 1926 por la cara Sur, éste buzón pertenecía al
club de montaña madrileño Peñalara.
Poco a poco la llamada del "Picu" va calando en
los deseos de muchos alpinistas que llegan a sus paredes, la primera vez que
alguien duerme en la cima de la montaña es el 8 y 9 de agosto de 1933, a cargo de Enrique
Herreros, Félix Candela y Roberto Cuñat, suben y bajan por la Sur.
La primera ascensión femenina se da el día 31 de julio de
1935, María y Antonio Pérez, nietos del Cainejo suben junto con Alfonso
Martínez.
BAJO LA CARA OESTE
Se suceden las escaladas y las tragedias hasta que llegar a
la época actual en la que se están liberando muchas de las vías clásicas de escalada
artificial, principalmente de la sobrecogedora cara oeste, con nombres tan
notables como Carlos Suárez, los hermanos Pou o Silvia Vidal entre otros.
Una ruta clásica de acercamiento a la base de la montaña, es
la que parte de las cercanías de la aldea de Sotres. Cuando comienzas el caminar
pausado en los invernales del Texu, no puedes esperar el asombro, el impacto
que causará en tu alma la visión del "Picu" que aparece tras una
revuelta del camino a la altura del collado Valleju, que se alcanza tras
superar el collado de Pandébano y la majada y refugio de La Tenerosa.
La montaña que ha ocupado tus sueños se presenta
inexpugnable, hermosa, atractiva, temible. Por mucho que hayas visualizado mil y una fotografías,
croquis, e incluso hayas visto la montaña desde otos puntos de la cordillera,
hay algo especial que te recorre el cuerpo cuando ves el "Picu" desde
éste punto, tal vez sea la certeza de que vas a encaramarte a sus paredes, de
intentar alcanzar su punto más alto, de tratar de embaucar a la montaña para que te
permita ver el mundo desde su mágica cima.
Una subida por una pedrera nos deja en la Vega de Urriellu, en la base
de la montaña donde bajo su impresionante cara oeste se ubica el refugio Julián
Delgado Úbeda.
Es entonces donde comienza la escalada, por cualquiera de
sus caras, poco a poco el patio pétreo se va abriendo a tus pies, la sensación
de abismo se intensifica, te agarras con fuerza a la roca te fundes con ella,
así alcanzas la arista final, y la cima, ya no queda más por subir, te sientas
junto a la pequeña figurita de la
Virgen de la cima y te embarga una sensación difícilmente
explicable y comprensible, si no se siente esa indescriptible necesidad de
subir montañas.
FIGURA DE LA VIRGEN Y EL NIÑO EN LA CIMA DEL PICU URRIELLU
Queda bajar a la seguridad del refugio o de la tienda, a
disfrutar de las sensaciones vividas, de la cima que ha quedado allá arriba a
muchos metros sobre tu cabeza, regresas consciente de haber entablado un
contacto íntimo, personal con la gran montaña, de sentir que ya forma parte de
Ti mismo y tal vez Tú hayas formado parte de ella aunque sólo fuera por un
efímero momento. Es hora de repasar mentalmente junto al fuego, los mil y un
evocadores nombres de múltiples vías como la "Directísima de Los
Martínez", el "Pilar del Cantábrico", "Sueños de
invierno", rutas que quedan grabadas en la esencia y el misterio del Picu
Urriellu.
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