CALDEIRAS DO CASTRO
Un
magnético rumor atrae irremisiblemente nuestros pasos hacia el río, que se
oculta, como queriendo pasar desapercibido, tras un precioso bosque de ribera. Atrás
dejamos el antiguo castro y llano sagrado celta, hoy cristianizado por la pequeña
ermita del siglo XV, y su cruceiro anexo, ambos de piedra granítica cubierta de
moho, que otorgan ese carácter especial, mágico, misterioso a los viejos
monumentos de Galicia. Es un lugar único, cargado de simbolismo e historia, encantamiento
y un profundo magnetismo telúrico.
Se cuenta que los druidas de estas viejas tribus celtas, elegían los lugares donde ubicar sus castros en base a profundos estudios de las fuerzas de la tierra, así como de orientación y simbólicos.
Estas ceremonias para la elección del lugar donde construir los poblados, las llevaban a cabo bajo duras condiciones climatológicas, en las que la tormenta y la lluvia representaban a la naturaleza. Estas construcciones se realizaban en zonas altas por motivos defensivos, pero a su vez para tener una mayor cercanía de sus habitantes con los dioses. Quien sabe, lo que esta claro es que algo de todo aquello se respira en este rinconcito del corazón salvaje de la Costa da Morte, que destila una magia ancestral llena de una penetrante fuerza inexplicable pero profundamente atractiva.
Estamos en la antigua tierra de los nerios, esa tribu celta que ocupó estos lares, su territorio se situaba entre el mítico cabo de Finisterre y el cabo Vilán.
Caminamos guiados por el eco de
las cascadas dispuestas a susurrarnos su enigmática historia, que se pierde en
lo más profundo de los tiempos.
Llegamos a una escalinata que directamente nos lleva a la base de los saltos de agua, el espectáculo es magnifico, salvaje y mágico. Estamos en las Caldeiras do Castro, en la aldea de Coucieiro, en el concello de Muxia. Su nombre se debe a los huecos en forma de calderos, que forma el río Castro, en los que entra el agua en su discurrir camino del océano, y donde, al parecer, los antiguos habitantes de este espacio realizarían sus arcaicos ritos vinculados con el agua.
ERMITA Y CRUCEIRO EN EL LLANO CELTA
Se cuenta que los druidas de estas viejas tribus celtas, elegían los lugares donde ubicar sus castros en base a profundos estudios de las fuerzas de la tierra, así como de orientación y simbólicos.
CASTRO DE BORNEIRO
Estas ceremonias para la elección del lugar donde construir los poblados, las llevaban a cabo bajo duras condiciones climatológicas, en las que la tormenta y la lluvia representaban a la naturaleza. Estas construcciones se realizaban en zonas altas por motivos defensivos, pero a su vez para tener una mayor cercanía de sus habitantes con los dioses. Quien sabe, lo que esta claro es que algo de todo aquello se respira en este rinconcito del corazón salvaje de la Costa da Morte, que destila una magia ancestral llena de una penetrante fuerza inexplicable pero profundamente atractiva.
COSTA DA MORTE
Estamos en la antigua tierra de los nerios, esa tribu celta que ocupó estos lares, su territorio se situaba entre el mítico cabo de Finisterre y el cabo Vilán.
FARO DE FINISTERRE
CABO VILAN
Llegamos a una escalinata que directamente nos lleva a la base de los saltos de agua, el espectáculo es magnifico, salvaje y mágico. Estamos en las Caldeiras do Castro, en la aldea de Coucieiro, en el concello de Muxia. Su nombre se debe a los huecos en forma de calderos, que forma el río Castro, en los que entra el agua en su discurrir camino del océano, y donde, al parecer, los antiguos habitantes de este espacio realizarían sus arcaicos ritos vinculados con el agua.
Nos
zambullimos en su magia. El entorno, el río, su ancestral historia, todo el
conjunto nos aporta una frescura física y espiritual inigualable, en la calurosa
tarde de agosto. Jugamos a sumergirnos en las grandes pozas, sucumbimos a las
deliciosas caricias de las cascaditas que el río nos regala, nos dejamos mecer
por sus aguas misteriosas, escuchamos al viento contarnos viejas historias
olvidadas mientras coquetea con las ramas de los alisos, nos abandonamos al
disfrute del momento y el lugar en el que estamos, aquí y ahora.
CALDEIRAS DO CASTRO
Despacio,
el sol continua con su ritmo ancestral, buscando el oeste, imperturbable, poco
a poco vamos quedándonos solos en la inmensidad telúrica del lugar. Parece que
las Caldeiras do Castro han decidido hacernos este fantástico regalo, un regalo
sin precio, un regalo que no se vende ni se compra, tan sólo se disfruta y se
siente, un momento intimo ellas y nosotros, nosotros y ellas, fundidos en un mágico
abrazo, solos, escuchando su arcaico susurro.
Si cabe, en la soledad de su enigma, las cascadas adquieren una dimensión superior, nosotros y el río que continua su arcaico camino buscando el océano, no lejos de aquí cuando se una a la inmensidad atlántica en las cercanías de la playa de Nemiña, a los pies del misterioso cabo de Touriñan.
Este cabo durante determinados días del año, es escenario de un acontecimiento único, cargado de una magia telúrica maravillosa. Y es que en esas fechas, Touriñan es el lugar por el que se pierde el último rayo de sol de toda Europa continental, estar allí en ese momento es algo único e irrepetible.
CALDEIRAS DO CASTRO
Si cabe, en la soledad de su enigma, las cascadas adquieren una dimensión superior, nosotros y el río que continua su arcaico camino buscando el océano, no lejos de aquí cuando se una a la inmensidad atlántica en las cercanías de la playa de Nemiña, a los pies del misterioso cabo de Touriñan.
CABO TOURIÑAN
Este cabo durante determinados días del año, es escenario de un acontecimiento único, cargado de una magia telúrica maravillosa. Y es que en esas fechas, Touriñan es el lugar por el que se pierde el último rayo de sol de toda Europa continental, estar allí en ese momento es algo único e irrepetible.
Dejamos
que el tiempo nos cuente viejas historias de quienes habitaron en este
enigmático lugar, gentes que pertenecían
al pueblo de los nerios, cuyo origen se pierde en las viejas tribus celtas que
llegaron a esta tierra. Este pueblo habito la zona de Finisterre, lindando con
los ártabros, parece ser que su llegada a la Península Ibérica fue contemporánea
a los pueblos de los campos de urnas, de origen indoeuropeo, y que posteriormente
evolucionarían hacia una organización como tribu celta. Su nombre parece
vinculado a la raíz “ner”, cuyo significado se vincula al agua, esta raíz fue
utilizada en múltiples nombres de ríos como Nervión, por poner un ejemplo.
Tribu vinculada con otros lugares profundamente enigmáticos y mágicos como el
Finis Terrae; el Ara Solis; el santuario celta ubicado en lo que hoy es el Templo
de la Virgen de la Barca de Muxia; o el olimpo de los dioses celtas, el monte
Pindo.
SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA BARCA EN MUXIA
Las
Caldeiras do Castro están vinculadas a una antigua leyenda que se cuenta en la
localidad de Vilarmide, en el concello de Muxia, y que explica su origen. Dice
así:
“Una “moura”
(personaje de la mitología gallega con poderes especiales), habitaba en una
cueva en la que guardaba un tesoro, un día llamó a su habitáculo a una joven de
nombre Aurora. Un pájaro avisó a la muchacha de que la moura trataría de
engañarla, pero la chica no hizo caso al ave y se dejó embaucar por los cantos
de la genio. Aurora llegó a la cueva, donde como en todas las cavernas de los
mouros o mouras, encontró dos túneles con dos vigas, una de oro y otra de
azufre o alquitrán. Una de ellas llena de riquezas par el humano, pero la otra
lleva a la perdición del mundo. La joven no siguió ninguna de los dos túneles,
pero llevada por su curiosidad levantó una losa que había en el suelo, haciendo
caso omiso de los gritos de advertencia de la moura. De aquella losa comenzó a
salir agua y más agua hasta inundar todo el reino, de aquella inundación
quedaron las cascadas que hoy vemos.”
Sentir la
magia de las Caldeiras do Castro es una experiencia irrepetible, algo que sin
duda quedará en nuestro corazón como un recuerdo imborrable y hermoso, la
caricia del agua, el susurro del viento en los árboles, su misterioso pasado.
Nos sentimos privilegiados en la soledad de las cascadas, siquiera por unos
momentos, han compartido con nosotros su magia, su arcaica sabiduría, su
fuerza, han llenado nuestro espíritu de una energía maravillosa, que quedará
impresa en nuestra alma. Poco a poco nos
despedimos del lugar, un poco tristes pero a su vez, felices, sabedores de que una
parte de ellas quedará en nosotros, y una parte nuestra quedará allí por
siempre unida a su telúrica magia.
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