lunes, 5 de septiembre de 2016

CALDEIRAS DO CASTRO: SALVAJE SUSURRO DE LOS TIEMPOS

CALDEIRAS DO CASTRO

Un magnético rumor atrae irremisiblemente nuestros pasos hacia el río, que se oculta, como queriendo pasar desapercibido, tras un precioso bosque de ribera. Atrás dejamos el antiguo castro y llano sagrado celta, hoy cristianizado por la pequeña ermita del siglo XV, y su cruceiro anexo, ambos de piedra granítica cubierta de moho, que otorgan ese carácter especial, mágico, misterioso a los viejos monumentos de Galicia. Es un lugar único, cargado de simbolismo e historia, encantamiento y un profundo magnetismo telúrico. 


ERMITA Y CRUCEIRO EN EL LLANO CELTA

Se cuenta que los druidas de estas viejas tribus celtas, elegían los lugares donde ubicar sus castros en base a profundos estudios de las fuerzas de la tierra, así como de orientación y simbólicos. 


CASTRO DE BORNEIRO

Estas ceremonias para la elección del lugar donde construir los poblados, las llevaban a cabo bajo duras condiciones climatológicas, en las que la tormenta y la lluvia representaban a la naturaleza. Estas construcciones se realizaban en zonas altas por motivos defensivos, pero a su vez para tener una mayor cercanía de sus habitantes con los dioses. Quien sabe, lo que esta claro es que algo de todo aquello se respira en este rinconcito del corazón salvaje de la Costa da Morte, que destila una magia ancestral llena de una penetrante fuerza inexplicable pero profundamente atractiva. 


COSTA DA MORTE

Estamos en la antigua tierra de los nerios, esa tribu celta que ocupó estos lares, su territorio se situaba entre el mítico cabo de Finisterre y el cabo Vilán. 


FARO DE FINISTERRE

CABO VILAN

Caminamos guiados por el eco de las cascadas dispuestas a susurrarnos su enigmática historia, que se pierde en lo más profundo de los tiempos.
Llegamos a una escalinata que directamente nos lleva a la base de los saltos de agua, el espectáculo es magnifico, salvaje y mágico. Estamos en las Caldeiras do Castro, en la aldea de Coucieiro, en el concello de Muxia. Su nombre se debe a los huecos en forma de calderos, que forma el río Castro, en los que entra el agua en su discurrir camino del océano, y donde, al parecer, los antiguos habitantes de este espacio realizarían sus arcaicos ritos vinculados con el agua.


CALDEIRAS DO CASTRO

Nos zambullimos en su magia. El entorno, el río, su ancestral historia, todo el conjunto nos aporta una frescura física y espiritual inigualable, en la calurosa tarde de agosto. Jugamos a sumergirnos en las grandes pozas, sucumbimos a las deliciosas caricias de las cascaditas que el río nos regala, nos dejamos mecer por sus aguas misteriosas, escuchamos al viento contarnos viejas historias olvidadas mientras coquetea con las ramas de los alisos, nos abandonamos al disfrute del momento y el lugar en el que estamos, aquí y ahora.


CALDEIRAS DO CASTRO

Despacio, el sol continua con su ritmo ancestral, buscando el oeste, imperturbable, poco a poco vamos quedándonos solos en la inmensidad telúrica del lugar. Parece que las Caldeiras do Castro han decidido hacernos este fantástico regalo, un regalo sin precio, un regalo que no se vende ni se compra, tan sólo se disfruta y se siente, un momento intimo ellas y nosotros, nosotros y ellas, fundidos en un mágico abrazo, solos, escuchando su arcaico susurro. 


CALDEIRAS DO CASTRO

Si cabe, en la soledad de su enigma, las cascadas adquieren una dimensión superior, nosotros y el río que continua su arcaico camino buscando el océano, no lejos de aquí cuando se una a la inmensidad atlántica en las cercanías de la playa de Nemiña, a los pies del misterioso cabo de Touriñan. 


CABO TOURIÑAN

Este cabo durante determinados días del año, es escenario de un acontecimiento único, cargado de una magia telúrica maravillosa. Y es que en esas fechas, Touriñan es el lugar por el que se pierde el último rayo de sol de toda Europa continental, estar allí en ese momento es algo único e irrepetible.
Dejamos que el tiempo nos cuente viejas historias de quienes habitaron en este enigmático  lugar, gentes que pertenecían al pueblo de los nerios, cuyo origen se pierde en las viejas tribus celtas que llegaron a esta tierra. Este pueblo habito la zona de Finisterre, lindando con los ártabros, parece ser que su llegada a la Península Ibérica fue contemporánea a los pueblos de los campos de urnas, de origen indoeuropeo, y que posteriormente evolucionarían hacia una organización como tribu celta. Su nombre parece vinculado a la raíz “ner”, cuyo significado se vincula al agua, esta raíz fue utilizada en múltiples nombres de ríos como Nervión, por poner un ejemplo. Tribu vinculada con otros lugares profundamente enigmáticos y mágicos como el Finis Terrae; el Ara Solis; el santuario celta ubicado en lo que hoy es el Templo de la Virgen de la Barca de Muxia; o el olimpo de los dioses celtas, el monte Pindo.


SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA BARCA EN MUXIA

Las Caldeiras do Castro están vinculadas a una antigua leyenda que se cuenta en la localidad de Vilarmide, en el concello de Muxia, y que explica su origen. Dice así:

“Una “moura” (personaje de la mitología gallega con poderes especiales), habitaba en una cueva en la que guardaba un tesoro, un día llamó a su habitáculo a una joven de nombre Aurora. Un pájaro avisó a la muchacha de que la moura trataría de engañarla, pero la chica no hizo caso al ave y se dejó embaucar por los cantos de la genio. Aurora llegó a la cueva, donde como en todas las cavernas de los mouros o mouras, encontró dos túneles con dos vigas, una de oro y otra de azufre o alquitrán. Una de ellas llena de riquezas par el humano, pero la otra lleva a la perdición del mundo. La joven no siguió ninguna de los dos túneles, pero llevada por su curiosidad levantó una losa que había en el suelo, haciendo caso omiso de los gritos de advertencia de la moura. De aquella losa comenzó a salir agua y más agua hasta inundar todo el reino, de aquella inundación quedaron las cascadas que hoy vemos.”

CALDEIRAS DO CASTRO

Sentir la magia de las Caldeiras do Castro es una experiencia irrepetible, algo que sin duda quedará en nuestro corazón como un recuerdo imborrable y hermoso, la caricia del agua, el susurro del viento en los árboles, su misterioso pasado. Nos sentimos privilegiados en la soledad de las cascadas, siquiera por unos momentos, han compartido con nosotros su magia, su arcaica sabiduría, su fuerza, han llenado nuestro espíritu de una energía maravillosa, que quedará impresa en nuestra alma.  Poco a poco nos despedimos del lugar, un poco tristes pero a su vez, felices, sabedores de que una parte de ellas quedará en nosotros, y una parte nuestra quedará allí por siempre unida a su telúrica magia.


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