jueves, 8 de diciembre de 2016

DUNBAS DE HENDAIA. TELURICA ESENCIA ASOMADA AL ATLANTICO

LAS DUNBAS ACARICIADAS POR EL OCEANO

En un rinconcito del Océano Atlántico, justo allí donde el golfo de Bizkaia comienza a tomar rumbo decidido en dirección al magnético norte, se agazapan unas preciosas formaciones rocosas, conocidas con los nombres de “Dunba Luzie” y “Dunba Zabala”; Sanson-arriyak (piedras de Sansón); “Las Gemelas”; o "Les Deux Jumeaux". Se trata de dos peñascos que emergen del océano en el extremo oriental de la playa de Ondarraitz, en la localidad de Hendaia, en el extremo opuesto de esta playa desemboca el mágico y misterioso río Bidasoa.

PLAYA DE ONDARRAITZ

Irremediablemente el viajero que acierte a dejarse mecer por estas latitudes, sentirá la arcaica atracción de las peñas a lo lejos, su mirada las buscará incesablemente, mientras ellas se recortan en el horizonte, atractivas, pero a su vez lejanas e inalcanzables. A decir de la sabiduría popular, los peñascos marcarían el punto en el que el Pirineo se sumerge en el Atlántico. Las rocas, parecen desgajadas del cercano cabo, conocido como Punta de Santa Ana, un encantador y bucólico entrante marino tapizado por verdes praderas y protegido por soberbios acantilados. 

PUNTA DE SANTA ANA

Este cabo separa la playa hendayesa de la recóndita bahía de Loia, lugar donde se ubica el islote de Txurruta, que guarda celosamente viejas historias de corsarios y piratas, que hicieron de esta pequeña playita su refugio. 

BAHIA DE LOIA E ISLOTE DE TXURRUTA

Dejemos volar nuestra mente e imaginemos las correrías que por estos lares, debieron de protagonizar bucaneros de leyenda, como Ixtebe Pellot, Joanes de Suhigaraychipi o Michel “Le Basque”. 

ACANTILADOS

Todo ello confiere al lugar un halo de profunda magia y sutileza, un arcaico  misterio envolverá al caminante que se acerque allí con pausado caminar y el corazón y la mente abiertos.
Las antiguas leyendas de nuestra mitología nos explican, a su ancestral manera, el origen de las dunbas, que fueron colocadas aquí por un gentil. Los gentiles eran unos gigantes de la mitología vasca, que habitaba en las montañas y eran poseedores de una fuerza descomunal, a ellos se atribuye la construcción de muchos de los monumentos megalíticos que pueblan nuestra geografía, e incluso de alguna iglesia cristiana. 

LAS DUNBAS DESDE LA PUNTA DE SANTA ANA

Pues bien, en una ocasión uno de estos personajes míticos decidió destruir la catedral de Baiona, para ello, desde una montaña y ayudado de una honda se dispuso a arrojar las piedras. Pero justo en el momento del lanzamiento, el gigante resbaló con una boñiga perdiendo fuerza en el tiro, motivo por el que las rocas fueron a caer en este rinconcito de la playa de Hendaia, donde aún hoy podemos verlas. 

LAS DUNBAS DESDE LA PLAYA DE ONDARRAITZ

Otra leyenda nos cuenta que fueron arrojadas por otro gigante mitológico, concretamente Sansón, quien las lanzó desde el caserío Andrearriaga ubicado en la localidad gipuzkoana de Oiartzun, caserío en cuyas inmediaciones apareció una antigua estela, al parecer de origen romano. 

CASERIO ANDREARRIAGA

ESTELA DE ANDREARRIAGA

Hay historias que aseguran que los peñascos se tratarían del único vestigio que queda de la mítica ciudad de Baionazahar o Baiona Vieja, que fue engullida por las aguas y tragada por la tierra al no haber socorrido sus habitantes a una mendiga, esta leyenda se da con variantes en otros lugares de la geografía vasca. Cierto es que la geología nos dará una explicación totalmente distinta, pero creo, amigo lector, que la vieja leyenda es cuando menos mucho más imaginativa, nos habla de una forma muy concreta de interpretar y de entender el mundo, un mundo que se nos va escapando poco a poco, como el agua entre los dedos.
Un hermoso y breve paseo nos llevará a contemplar las dunbas desde una atalaya inmejorable, un caminar entre bosques y praderas, nos transportará a otras épocas. Antes de contemplar el fabuloso espectáculo que las dunbas nos ofrecen, desviémonos un poquito, para acercarnos hasta el fabuloso Château d´Abbadia.

CHÂTEAU D´ABBADIA

Edificado en la zona alta del cabo, se trata de un magnifico edificio neogótico inspirado en los castillos de cuento del valle francés del Loira y los palacios ingleses. Su precursor fue un personaje fundamental en nuestra historia, Antoine d´Abbadie, que vivió entre los años 1810 y 1897, oriundo de Dublín, de madre irlandesa y padre zuberotarra. El señor d´Abbadie fue un amante de la cultura vasca y del euskera, además de un intrépido viajero, interesado en muchas culturas diferentes, principalmente la oriental. 

CHÂTEAU D´ABBADIA

Pero no quedaron allí las inquietudes culturales del irlandés, cultivo así mismo la geografía y la astronomía, llegando, incluso, a colocar un observatorio astronómico en lo alto del castillo hendayés. Consiguió reflejar en este edificio todo su enorme y particular mundo, decorándolo con diferentes motivos de sus viajes, y múltiples animales fantásticos y exóticos tanto en el interior como en el exterior. 

ESCULTURA EN EL CHÂTEAU D´ABBADIA

Merece la pena visitar el castillo, sumergirse en cada detalle que nos ofrece y deleitarse con las magnificas vistas que nos regala.
Tras habernos dejado embaucar por el halo misterioso del señor d´Abbadie, dirigimos nuestros pasos hacia el insondable Atlántico que se recorta frente a nosotros profundamente atractivo y misterioso.

CHÂTEAU D´ABBADIA

Dejando que la hierba de las praderas acaricie nuestras botas llegamos hasta el borde de la punta de Santa Ana donde se ubica una rosa de los vientos encima de un bunker de la segunda guerra mundial, triste recuerdo del sinsentido de los hombres en su afán por acaparar poder. 

VISTA DESDE EL CHÂTEAU D´ABBADIA

Desde este punto, la vista de las dunbas es realmente sublime, un tanto impresionante, sobrecogedora, parece que podemos acariciar sus pétreas formas, sin embargo ellas se empeñan en mantenerse libres, lejos del alcance de los hombres, manteniendo de esta forma su telúrica magia, dejándose acariciar tan solo por las olas y el viento.


DUNBAS

Podría estar horas, sentado en este extraordinario lugar, dejando que el viento del norte acaricie mis cabellos y el salitre me traiga viejas historias de marinos y piratas, de pescadores aguerridos y caballeros apasionados, de seres mitológicos y ciudades sumergidas, de vida y belleza, mientras el sol, despacio, se va perdiendo en el horizonte recortando las formas de las dunbas sobre un óleo de tonalidades amarillas, rojas y naranjas. Cuando el sol ya se ha marchado en busca de sus profundidades, camino sin prisa, pleno de sensaciones y acompañado por la luna, dejando a las dunbas a solas consigo mismas, agradeciéndoles su individualidad, su solitaria esencia, sintiéndome afortunado por haber compartido con ellas unos momentos fugaces pero profundamente mágicos.

3 comentarios:

  1. ...siempre me trasladas a los lugares que describes, incluso a algunos que conozco muy bien y que ya forman parte de mi vida... gracias por embellecerlos con tus palabras!

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  2. El castillo lleva pegada una serpiente. ...parece ser que este personaje estaba al tanto de quien es el palomillas.....el dragón la serpiente antigua. ..Satanás

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    1. Si era un tipo muy interesante, y bastante culto. Las tallas de los animales son impresionantes.

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