LAS DUNBAS ACARICIADAS POR EL OCEANO
En un
rinconcito del Océano Atlántico, justo allí donde el golfo de Bizkaia comienza
a tomar rumbo decidido en dirección al magnético norte, se agazapan unas
preciosas formaciones rocosas, conocidas con los nombres de “Dunba Luzie” y
“Dunba Zabala”; Sanson-arriyak (piedras de Sansón); “Las Gemelas”; o "Les Deux Jumeaux". Se trata
de dos peñascos que emergen del océano en el extremo oriental de la playa de
Ondarraitz, en la localidad de Hendaia, en el extremo opuesto de esta playa
desemboca el mágico y misterioso río Bidasoa.
PLAYA DE ONDARRAITZ
Irremediablemente el viajero que
acierte a dejarse mecer por estas latitudes, sentirá la arcaica atracción de
las peñas a lo lejos, su mirada las buscará incesablemente, mientras ellas se
recortan en el horizonte, atractivas, pero a su vez lejanas e inalcanzables. A
decir de la sabiduría popular, los peñascos marcarían el punto en el que el
Pirineo se sumerge en el Atlántico. Las rocas, parecen desgajadas del cercano
cabo, conocido como Punta de Santa Ana, un encantador y bucólico entrante
marino tapizado por verdes praderas y protegido por soberbios acantilados.
PUNTA DE SANTA ANA
Este
cabo separa la playa hendayesa de la recóndita bahía de Loia, lugar donde se
ubica el islote de Txurruta, que guarda celosamente viejas historias de
corsarios y piratas, que hicieron de esta pequeña playita su refugio.
BAHIA DE LOIA E ISLOTE DE TXURRUTA
Dejemos
volar nuestra mente e imaginemos las correrías que por estos lares, debieron de
protagonizar bucaneros de leyenda, como Ixtebe Pellot, Joanes de Suhigaraychipi
o Michel “Le Basque”.
ACANTILADOS
Todo ello confiere al lugar un halo de profunda magia y sutileza,
un arcaico misterio envolverá al
caminante que se acerque allí con pausado caminar y el corazón y la mente
abiertos.
Las
antiguas leyendas de nuestra mitología nos explican, a su ancestral manera, el origen
de las dunbas, que fueron colocadas aquí por un gentil. Los gentiles eran unos
gigantes de la mitología vasca, que habitaba en las montañas y eran poseedores
de una fuerza descomunal, a ellos se atribuye la construcción de muchos de los
monumentos megalíticos que pueblan nuestra geografía, e incluso de alguna iglesia
cristiana.
LAS DUNBAS DESDE LA PUNTA DE SANTA ANA
Pues bien, en una ocasión uno de estos personajes míticos decidió
destruir la catedral de Baiona, para ello, desde una montaña y ayudado de una
honda se dispuso a arrojar las piedras. Pero justo en el momento del
lanzamiento, el gigante resbaló con una boñiga perdiendo fuerza en el tiro,
motivo por el que las rocas fueron a caer en este rinconcito de la playa de
Hendaia, donde aún hoy podemos verlas.
LAS DUNBAS DESDE LA PLAYA DE ONDARRAITZ
Otra leyenda nos cuenta que fueron
arrojadas por otro gigante mitológico, concretamente Sansón, quien las lanzó
desde el caserío Andrearriaga ubicado en la localidad gipuzkoana de Oiartzun, caserío
en cuyas inmediaciones apareció una antigua estela, al parecer de origen
romano.
CASERIO ANDREARRIAGA
ESTELA DE ANDREARRIAGA
Hay historias que aseguran que los peñascos se tratarían del único
vestigio que queda de la mítica ciudad de Baionazahar o Baiona Vieja, que fue
engullida por las aguas y tragada por la tierra al no haber socorrido sus
habitantes a una mendiga, esta leyenda se da con variantes en otros lugares de
la geografía vasca. Cierto es que la geología nos dará una explicación
totalmente distinta, pero creo, amigo lector, que la vieja leyenda es cuando
menos mucho más imaginativa, nos habla de una forma muy concreta de interpretar
y de entender el mundo, un mundo que se nos va escapando poco a poco, como el
agua entre los dedos.
Un
hermoso y breve paseo nos llevará a contemplar las dunbas desde una atalaya
inmejorable, un caminar entre bosques y praderas, nos transportará a otras épocas.
Antes de contemplar el fabuloso espectáculo que las dunbas nos ofrecen,
desviémonos un poquito, para acercarnos hasta el fabuloso Château d´Abbadia.
CHÂTEAU D´ABBADIA
Edificado
en la zona alta del cabo, se trata de un magnifico edificio neogótico inspirado
en los castillos de cuento del valle francés del Loira y los palacios ingleses.
Su precursor fue un personaje fundamental en nuestra historia, Antoine d´Abbadie,
que vivió entre los años 1810 y 1897, oriundo de Dublín, de madre irlandesa y
padre zuberotarra. El señor d´Abbadie fue un amante de la cultura vasca y del
euskera, además de un intrépido viajero, interesado en muchas culturas
diferentes, principalmente la oriental.
CHÂTEAU D´ABBADIA
Pero no quedaron allí las inquietudes
culturales del irlandés, cultivo así mismo la geografía y la astronomía,
llegando, incluso, a colocar un observatorio astronómico en lo alto del
castillo hendayés. Consiguió reflejar en este edificio todo su enorme y
particular mundo, decorándolo con diferentes motivos de sus viajes, y múltiples
animales fantásticos y exóticos tanto en el interior como en el exterior.
ESCULTURA EN EL CHÂTEAU D´ABBADIA
Merece
la pena visitar el castillo, sumergirse en cada detalle que nos ofrece y
deleitarse con las magnificas vistas que nos regala.
Tras
habernos dejado embaucar por el halo misterioso del señor d´Abbadie, dirigimos
nuestros pasos hacia el insondable Atlántico que se recorta frente a nosotros
profundamente atractivo y misterioso.
CHÂTEAU D´ABBADIA
Dejando que la hierba de las praderas
acaricie nuestras botas llegamos hasta el borde de la punta de Santa Ana donde
se ubica una rosa de los vientos encima de un bunker de la segunda guerra
mundial, triste recuerdo del sinsentido de los hombres en su afán por acaparar
poder.
VISTA DESDE EL CHÂTEAU D´ABBADIA
Desde este punto, la vista de las dunbas es realmente sublime, un tanto
impresionante, sobrecogedora, parece que podemos acariciar sus pétreas formas,
sin embargo ellas se empeñan en mantenerse libres, lejos del alcance de los
hombres, manteniendo de esta forma su telúrica magia, dejándose acariciar tan
solo por las olas y el viento.
DUNBAS
Podría
estar horas, sentado en este extraordinario lugar, dejando que el viento del
norte acaricie mis cabellos y el salitre me traiga viejas historias de marinos
y piratas, de pescadores aguerridos y caballeros apasionados, de seres
mitológicos y ciudades sumergidas, de vida y belleza, mientras el sol, despacio,
se va perdiendo en el horizonte recortando las formas de las dunbas sobre un óleo
de tonalidades amarillas, rojas y naranjas. Cuando el sol ya se ha marchado en
busca de sus profundidades, camino sin prisa, pleno de sensaciones y acompañado
por la luna, dejando a las dunbas a solas consigo mismas, agradeciéndoles su
individualidad, su solitaria esencia, sintiéndome afortunado por haber
compartido con ellas unos momentos fugaces pero profundamente mágicos.
...siempre me trasladas a los lugares que describes, incluso a algunos que conozco muy bien y que ya forman parte de mi vida... gracias por embellecerlos con tus palabras!
ResponderEliminarEl castillo lleva pegada una serpiente. ...parece ser que este personaje estaba al tanto de quien es el palomillas.....el dragón la serpiente antigua. ..Satanás
ResponderEliminarSi era un tipo muy interesante, y bastante culto. Las tallas de los animales son impresionantes.
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