FUENTE DE SAN JUAN ITURRI
El
solsticio de verano, era uno de los momentos más importantes del antiguo
calendario de los pueblos agrícolas, entre los que se encuentra el vasco. Era
el momento de la exaltación de la fecundidad de la naturaleza y del sol, generador
de calor, de luz, de alimento, de vida, en definitiva.
EL SOL SE CUELA ENTRE LAS HAYAS
El solsticio, tiene
lugar el día 21 del mes de junio, y la iglesia lo cristianizó bajo la advocación
de San Juan Bautista. Era un momento de ritos vinculados con la naturaleza, era
el tiempo del fuego, del agua, momento en que las plantas adquirían propiedades
especiales.
FUEGO DE SAN JUAN
En
muchas fuentes de la Tierra de los Vascos, tenían lugar algunos de estos
antiguos ritos vinculados al agua, estos manantiales se llaman, San Juan Iturri
(Fuente de San Juan), en la Tierra de los vascos, hay varias de ellas, como son
la de Iturriotz en Aia, Baliarrain, Zumaia o Donazaharre.
SAN JUAN ITURRI EN ITURRIOTZ
Pero
hoy viajaremos a una que se enclava en un extraordinario paraje, situada entre
las localidades de Igantzi y Arantza, en la comarca navarra de Bortziriak o
Cinco Villas. Este hermoso lugar recibe el nombre de San Juan Zar (San Juan el
Viejo), es un entorno mágico, telúrico, que recibe pausado, al caminante que se
acerque a este lugar por alguno de sus senderos, si bien es posible acceder
directamente con el vehículo.
SAN JUAN ITURRI
Un
magnifico bosque de carpes nos recibe, siendo este el único lugar de la
Península Ibérica, donde estos árboles se crían de forma natural, celosos
guardianes de los secretos ancestrales que se esconden en sus profundidades. Los
carpes han sido tenidos, en la mentalidad popular, como una mezcla de fresno y
haya, el fresno repele el rayo, y el haya lo atrae, por lo que se tenía al
carpe como una especie de “intermediario”. Este bosque sería un enclave en el que
vivía un dios de la vegetación, de ahí la gran cantidad de ritos de carácter
naturalístico, muchos de los cuales han llegado hasta nuestros días e incluso
se siguen practicando.
CARPES
Los dioses de la vegetación seguían las fases de la
naturaleza, por lo que moría como viejo en la noche de San Juan, o solsticio de
verano (de aquí el nombre de San Juan Zar), y renacía como niño en esa misma
noche mágica representado como San Juan Txiki, en la figura que se venera en el
interior de la cueva localizada sobre el manantial.
CUEVA DE SAN JUAN ZAR
Caminando
junto al arroyo, alcanzamos la fuente de San Juan Iturri, que emana sus tres
chorros de agua bajo la cueva que se abre sobre el. Si llegamos aquí en la
mañana del día de San Juan, podremos ser testigos de ancestrales ritos que aún
hoy llevan a cabo los habitantes de los pueblos de la zona, mezclados con cultos
cristianos.
PAÑOS EN LA FUENTE
De hecho todo lo que rodea a este entorno mágico es una mezcolanza
de rituales. La tradición nos cuenta que debemos tomar el agua que mana de los
tres chorros de la fuente, así como mojar un paño y frotar con él los miembros
afectados por alguna enfermedad cutánea.
COGIENDO EL AGUA DE LA FUENTE
Luego dejaremos en los alrededores del
manantial dicho trapo que posteriormente, recogerá el párroco del pueblo para
quemarlos quemarlos. Hecho esto los paisanos se descalzan y caminan por el agua
que discurre por el canal que conecta la fuente con el cercano arroyo.
CAMINANDO EN EL AGUA
Todos
estos rituales acuáticos, hunden sus raíces en lo más profundo de nuestra
ancestral cultura, hondamente vinculados con la naturaleza .Unas escaleras
junto a la fuente, nos acercan a la cueva situada sobre el manantial, para
acceder a la misma, cruzamos un arco en la roca, por el cual, en tiempos
antiguos sólo podían acceder los iniciados. En esta caverna, tuvieron lugar
antiquísimos rituales naturalísticos, que hoy por hoy son un misterio, y tal
vez sea mejor de esta forma, y San Juan Zar sigua mantenido su atávico secreto.
ENTRADA A LA CUEVA
La cueva es más
bien un abrigo, que se abre entre el bosque, en ella encontramos una cruz y un
altar, en el que se celebra una misa el mismo día de San Juan. En un rinconcito
de la misma cueva, hay una estatua sentada, que se encuentra rodeada de velas
votivas, se dice que se trata de una talla de San Juan Txiki, pero la verdad es
que recuerda mucho al basajaun, el señor de los bosques de la mitología vasca.
ESTATUA DE SAN JUAN TXIKI
Lo cierto, como decía anteriormente, es que en este lugar aún podemos ver esa
mezcla entre antiguos cultos naturales y cristianos, sorprende ver como las
gentes acuden a misa tras realizar el ritual del agua, de la manera más normal.
Por
suerte, aún podemos ser testigos de todas estas antiguas tradiciones, de poder
ver y sentir el misterio de este lugar inigualable, escondido en un rincón de
los bosques bañados por la presencia del cercano río Bidasoa, el río mágico de
los vascos.
RIO BIDASOA
Aún podemos escuchar su susurro contándonos los secretos de una
cultura ancestral, secretos que poco se nos van escurriendo entre los dedos, un
rincón que nos invita a caminar, a sentir sin prisas, a dejarnos imbuir de su
ancestral sabiduría.
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