MAJADA DE OIDUI
La
majada de Oidui, se encuentra enclavada junto al antiguo camino que unía la
costa gipuzkoana con tierras navarras, camino utilizado desde el neolítico por
pastores transhumantes y posteriormente pasó a ser una auténtica “autopista” de
comunicación para soldados, peregrinos o comerciantes.
CHABOLA CON TECHO VEGETAL EN OIDUI
Acercarse
a Oidui supone sumergirse en los misterios insondables que los antiguos
habitantes de Aralar nos han legado, se elija el camino que se elija para llegar
hasta la majada, descubriremos rincones preciosos, llenos de magia y de
historia, y por supuesto, gran cantidad de monumentos megalíticos únicos y
magnéticos, que no dejaran impasible, a quien se acerque a ellos con la mente
abierta y ganas de dejarse atrapar por sus enigmas.
Si el
caminante decide seguir la ancestral ruta de transhumancia que asciende desde
Zaldibia por la monumental calzada de los gentiles, pasará junto a uno de los
principales dólmenes de la sierra, se trata del hermoso y misterioso dolmen de
Jentillarri (Piedra de los Jentiles).
DOLMEN DE JENTILLARRI
Su forma recuerda a un gigantesco lagarto
varado en un rinconcito del collado de Arraztaran durante milenios, este monumento
esta unido a la vieja leyenda de la llegada del cristianismo a estas tierras,
pues fue bajo sus gigantescas losas donde se refugiaron los jentiles al
descubrir la llegada de Cristo, todos menos uno, Olentzero, que anualmente baja
a las ciudades a anunciar la Buena Nueva. Si nuestro camino acierta a pasar por
la fuente de Intxusti, podremos tras leer los hermosos versos de Lazkao Txiki
en ella grabados, conocer el fantástico y enigmático valle de Ondarre, un lugar
que guarda una inusitada cantidad de interesantes restos arqueológicos. Es un
precioso lugar, donde recientemente se ha descubierto un cromlech (algo insólito
al oeste del cordal Adarra-Mandoegi), así como la piedra cenizal de un sel, bajo
la que han aparecido cenizas de hace 3.000 años.
PIEDRA CENIZAL DE ONDARRE
Pero por si esto fuera poco,
recientemente se ha descubierto en esta vaguada de Ondarre, un sílex de 50.000
años de antiguedad, la pieza más antigua encontrada en Aralar hasta el momento,
que nos traslada a los tiempos en que estas tierras estaban habitadas por el
Neanderthal. Si se elige la ruta que nos acerca por el valle de Alotza hasta
Oidui, el caminante podrá dejarse embaucar por la magia del menhir de Saltarri
tumbado en medio de la pradera, y su leyenda vinculada también a los jentiles.
VALLE DE ALOTZA
MAJADA DE AUSOKOEGI, CON TECHOS DE TEJA
Eran tiempos en los que la solidaridad y la
ayuda mutua eran fundamentales para la supervivencia en la dureza de estas
montañas, y estas chabolas eran imprescindibles para estos antiguos montañeses.
Tal vez una bonita lección para el hombre actual, habitante de un mundo
totalmente individualista. Por motivos prácticos se fue perdiendo poco a poco esta
costumbre y se impuso el uso de la teja para las techumbres.
CHABOLA DE OIDUI
La
majada se completa además con rediles y fresnos plantados junto a las chabolas,
este árbol fue sagrado en muchas culturas como la vasca, celta o escandinava
pues se cree que es protector del rayo y que con sus profundas raíces conecta
el mundo subterráneo con el terrestre, además suministra alimento a los
animales y nos regala una fantástica sombra. Precisamente es en estas viejas culturas
europeas donde encontramos otros ejemplos de cabañas con techumbres vegetales,
de tepe, hierba o escoba. En el impresionante valle asturiano de Somiedo, enclavado
en las montañas que unen Asturias con León, se oculta el tesoro de las brañas, son
majadas pastoriles, que al igual que sucede en Oidui, cubren sus chabolas con
cubiertas vegetales, en este caso de escoba.
BRAÑA EN SOMIEDO
En la comarca de Os Ancares, situada
entre Galicia y León, encontramos la localidad lucense de O Cebreiro, profundamente
vinculada al camino de Santiago, en ella las denominadas pallozas cubren sus
techumbres con escoba.
PALLOZA EN O CEBREIRO
En los antiguos castros celtas que se localizan en el
arco Atlántico, utilizaban igualmente techumbres vegetales en la construcción
de sus viviendas.
CASTRO DE SANTA TECLA EN GALICIA
También tienen techos vegetales las antiguas casas de Irlanda
o Escocia, los molinos de viento holandeses o las construcciones que los
vikingos llevaron a Groenlandia.
MOLINOS EN ZAANSE SCHANS, EN HOLANDA
Es
bonito recordar que en un rincón recóndito de la sierra de Aralar, aun tenemos
en nuestras manos la posibilidad de ver y sentir las antiguas formas de vivir de
nuestros ancestros. Una pequeña joya de valor incalculable, un lugar de visita
ineludible para quienes amamos la sierra de Aralar, sus espacios abiertos y
libres, así como la historia y los pequeños secretos que se ocultan en sus
rincones.
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