LAS VISITAS DE SAN MIGUEL DE ARALAR A LOS
PUEBLOS NAVARROS
En la montaña navarra, en los valles húmedos del norte de la tierra de los vascos, se repite anualmente una tradición cuyos orígenes se desconocen, se trata de la visita que la Imagen del Arcángel San Miguel realiza a éstos pueblos desde su Santuario de San Miguel in Excelsis en la sierra de Aralar.
El recorrido que realiza por la geografía
navarra, es minuciosamente preparado basándose para ello en el del año anterior,
generalmente varía muy poco de un año a otro, y cada pueblo lo suele recibir el
mismo día de la semana y en horario similar. Tradicionalmente, las fechas en
las que se lleva a cabo la serie de visitas, vienen dadas por la Pascua de Resurrección, dependiendo de
cuando sea ésta, se adjudican los días en los que la Imagen acudirá a cada
localidad, así que pueden variar una o dos semanas cada año.
Es una fiesta sencilla, de y para los
moradores de éstas aldeas de la montaña, si bien han cambiado las formas en la
que el Aingeru se acerca a los pueblos, se sigue manteniendo el espíritu y la
Fe de los lugareños, antiguamente la imagen se trasladaba a lomos de machos por
los caminos de herradura de nuestras montañas, ahora llega en coche, pero el
caminante que se acerque a cualquiera de éstas localidades, disfrutará de una
tradición que perdura en el tiempo, una tradición trasmitida de padres a hijos.
Se trata de un rito sencillo pero lleno
de magia, la cruz parroquial de cada iglesia a las que acude el Aingeru, sale a
recibir a la imagen, en la puerta del templo el sacerdote bendice los campos en
las cuatro direcciones y en un orden concreto: Este, Sur, Oeste y Norte.
El cura, junto con la cruz parroquial y la imagen del Aingeru, va girando hacía cada dirección mientras se escucha el ritual de la bendición, los asistentes se colocan tras ellos y realizan a su vez el giro. Tras esto el párroco imparte la bendición en las cuatro direcciones con el hisopo.
El cura, junto con la cruz parroquial y la imagen del Aingeru, va girando hacía cada dirección mientras se escucha el ritual de la bendición, los asistentes se colocan tras ellos y realizan a su vez el giro. Tras esto el párroco imparte la bendición en las cuatro direcciones con el hisopo.
Después, entonando cánticos se entra en
la iglesia, donde tendrá lugar una misa tras la que se da a adorar la reliquia
a los feligreses, quienes besan la imagen del santo, que contiene en su
interior la antigua Imagen de madera, y un Lignum Crucis o reliquia de la Cruz
de Cristo. Terminado esto, se sale de nuevo a la calle, donde el párroco asperja
simbólicamente el suelo y bendice a todos con la imagen del Arcángel en las
cuatro direcciones.
Generalmente, si hay algún enfermo que lo solicita, la imagen acude a su casa en una breve visita. Quizás sea ésta visita el origen de la tradición.
La Imagen partirá de nuevo en su recorrido que puede durar unos cuatro meses, como curiosidad decir que la única vez que el Aingeru entra en territorio gipuzkoano, es la visita que realiza a principios del mes de agosto a la ermita de Igaratza, ubicada en el Aralar gipuzkoano. Una antigua costumbre, llena de significado y de pequeños matices de antiguas creencias que conviven con ritos cristianos con total normalidad, una bonita ocasión para disfrutar de la belleza de nuestras antiguas tradiciones.
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