Trois-Villes (Iruri), es un pequeño y
tranquilo pueblecito enclavado en el corazón del territorio de La Soule (Zuberoa),
en el extremo noreste de la Tierra de Los Vascos.
Su caserío reposa abrigado bajo los
misteriosos bosques del macizo de Arbailla y las imponentes y atractivas
montañas del Pirineo.
Cuando el viajero llega a Trois-Villes, no
puede sospechar que oculto bajo el barniz de una pequeña aldea vasca, se
esconde una historia vinculada ni más ni menos que con los famosos mosqueteros del
rey Luis XIII, que Alejandro Dumas inmortalizó en su célebre novela de 1844,
“Los tres mosqueteros”.
Enclavado en el centro de la localidad, oculto, como queriendo guardar su secreto, se
encuentra el castillo del conde de Trois-Villes rodeado por unos preciosos y
cuidados jardines de estilo inglés. Dicho conde fue un personaje histórico que
llegó a ser capitán de los mosqueteros reales y que el escritor normando inmortalizó
en su famosa novela publicada en 1844.
Su nombre era Jean-Arnaud du Peyrer
(1598-1672), nacido en la cercana localidad bearnesa de Oloron-Sainte-marie,
situado a escasos 31 km. de Iruri, hijo de comerciantes, consiguió hacer
carrera como mosquetero del rey, siendo nombrado capitán de éste cuerpo con 36
años de edad, posteriormente llegaría a mariscal de campo, máximo grado en la
escala de oficiales del antiguo ejercito de tierra frances. Se casó y ya
retirado del servicio militar, regreso a la zona donde había nacido, trasladandose
a Zuberoa, donde en 1660, mandó construir éste castillo de Iruri.
Por aquel entonces, ya era conde de
Trois-Villes y comenzó a adquirir tierras en la provincia por recomendación de
otro personaje que aparece en la novela de Dumas, el cardenal Richelieu.
Adquirió, así la baronía de Moncayolle (Mithikile en euskera zuberotarra) y el
vizcondado de Zuberoa junto con el título de vizconde que venía unido a las
tierras. Estos terrenos, eran comunales y pertenecían a los estados de Zuberoa, pero por
obligación de una orden real, habían salido a la venta, algo que creço un
profundo malestar en los habitantes de la región, que lo veían como un ataque a
sus privilegios forales.
Esta situación de conculcación del fuero vasco,
zuberotarra en éste caso, provoca una serie de pleitos, hasta que en junio de
1661 tiene lugar un masivo levantamiento encabezado por el párroco de la
localidad de Moncayolle, Bernard de Goyenetche, apodado Matalas, bajo el grito
de herria! herria! (¡pueblo! ¡pueblo!). Los sublevados cercan el castillo de la
capital zuberotarra, Mauléon-Licharre (Maule-Lextarre), atacando principalmente
a los burgeses y funcionarios protestantes. Queman dos casas de la localidad de
Chéraute (Sohüta), ubicada junto a Mauléon-Licharre y violentan la iglesia de
Montory (Montori), cerca de Trois-Villes, y amenazan al pastor protestante de Mauléon-Licharre
Jacques de Bustanoy, éste pastor intenta negociar con los sublevados, pero no
consigue acuerdo alguno. Finalmente los nobles zuberotarras logran que el
parlamenteo de Burdeos, tome cartas en el asunto y envia una serie de tropas comandadas
por un mercenario llamado Calvo. El 12 de octubre apresan a Matalas en Gentein
y degollandolo posteriormente, su cabeza fue expuesta en la barbacana de la
muralla de Maule, hasta que alguien la hizo desaparecer misteriosamente para su
enterramiento digno según cuentan las crónicas.
Tras ésta revuelta la región se sumió en una
época de gran pobreza.
Junto con el conde de Trois-Villes, otros tres
personajes de la novela de Dumas, son originarios de ésta zona, concretamente
de la región del Bearne. Isaac de Porthau, inspirador del personaje de Portos,
era oriundo del pueblo de Ogenne-Camptort, a 38 km. al norte de Iruri. Henri
d´Aramitz, Aramis en la novela, nació en la localidad de Aramitze, a 15 km. al
este de Iruri. Armand de Sillègue d´Athos d´Autevielle, Athos, nacido en la
localidad de Athos-Aspis a 38 km. al norte de Iruri.
Además de por éstos datos cuando menos
curiosos, la zona merece una o muchas visitas, siendo una de las regiones con una
mayor identidad cultural del Pais de Los Vascos, un lugar realmente hermoso al
que conviene acercarse sin prisas, mágicamente van surgiendo historias y
lugares que nos atraparán y dejarán un hermoso poso en nuestro recuerdo, pues
Zuberoa es misterio en si misma.
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