EL MISTERIO DE LOS HABITANTES DE LAS ROCAS
Enclavado en el extremo sureste del Condado de
Treviño, se sitúa el pequeño pueblo de Lañu (Laño), oculto en un precioso y
coqueto valle rodeado de bosques y de campos de cultivo, parece querer
mantenerse al margen del alocado sistema de vida actual. Esta aldea ubicada en
la montaña treviñesa, esconde un precioso tesoro que cuenta al viajero curioso
historias de eremitas, ascetas, viviendas trogloditas, en fin de misterios
enraizados en lo más profundo de nuestra cultura, que se nos presentan al
alcanze de la mano para conocerlos con humildad y curiosidad.
A la entrada del valle en el que se ubica
Lañu, muy cerca de la localidad, encontramos un desfiladero que albega antiguas
cuevas excavadas en la roca por los primeros cristianos de éstas tierras, tal
vez ascetas que voluntariamente pretendián huir de los lujos de la iglesia
oficial. El conjunto se divide en dos zonas, a la derecha según entramos en el
valle dirección Lañu, se localiza el conjunto de cuevas denominado “Las Gobas”,
y a nuestra izquierda el conjunto denominado “Santorkaria”. Una bonita forma de
acercarse a conocer ambos enclaves, puede ser caminando desde la misma localidad
de Lañu, siguiendo el camino balizado,
paseando entre campos de cereal hasta dar con el acceso hasta el primero de los conjuntos, “Las Gobas”. Su
nombre, parece una derivación de la palabra en euskera “Goba” o “Gobea”, es
decir cueva, otra teoría nos dice que sería una derivación de “Godo”, en
referencia a los constructores de las mismas. La primera cueva se encuentra un
poco apartada del resto de habitáculos, y se denomina “La cueva de la doctora”,
según cuenta la leyenda, en ella habitó la última de los gentiles, raza de
gigantes mitológicos que habitó en nuestras montañas hasta la llegada del Cristianismo,
en el interior de la cueva pueden verse excavadas en la roca un conjunto de tumbas.
Inicialmente, las cuevas se excavaron para su utilización como vivienda, allá
por el siglo VII, se llegó a crear un auténtico poblado, que constaba además de
las viviendas, de lugares de reunión y culto, en algunas podemos ver zonas para
el altar, con un pequeño abside, bóveda de cañón, y hasta ornazinas para las
reliquias, parece ser que hasta una de ellas ubicada a 11 metros sobre el
suelo, se utilizó como silo de almacenamiento. El sistema de excavación, se
basaba en realizar unas ranuras en la roca, en las que se introducían unas
barras de hierro que golpeandolas, producían los huecos.
A finales del siglo IX y principios del siglo
X, se traslado el poblado a la actual ubicación de Lañu, fue entonces cuando se
aprovecharon los habitáculos como lugar de enterramiento, tallando en la roca
tumbas de fromas rectangulares y trapezoidales, creando de ésta forma una
autentica necropolis. Pasado el tiempo y perdido el carácter sagrado del lugar,
hacia el siglo XVI, se utilizaron como cerramientos para guardar el ganado, y
de ésta forma hasta nuestros días en los que tenemos la oportunidad de
disfrutar de un lugar cargado de magia y simbolismo, que no todo el mundo sabe
respetar como mereciera a juzgar por las pintadas que energumenos se dedican a realizar
en los interiores de las cuevas.
Podemos continuar el paseo y aercarnos hasta
el enclave de Santorkaria situado frente a nosotros en un agradable paseo, y
visitar alguna cueva más ubicada en el mismo.
Merece la pena acercarse hasta Lañu y visitar
sin prisa ésta mágico entorno rupestre, admirar el antiguo trabajo de aquellos
hombres, que adaptaron el medio a sus necesidades con ingenio y respeto hacía
lo que les rodeaba.
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