MOMOTXORROS DE ALTSASU
En el
atardecer del martes de carnaval, una aterradora comitiva, toma por asalto las
calles de la localidad de Altsasua, que se ubica en el valle navarro de La Burunda.
Bajo la atenta mirada de las mágicas sierras de Aralar, Urbasa y Andía,
extraños personajes se dedican a asustar a quien se acerque a este pequeño
pueblo, sembrando el caos y el espanto por sus calles.
SIERRAS DE ANDIA Y URBASA DESDE ARALAR
Es un carnaval
terrorífico, fantasmagórico, brutal, pero que nos ofrece la posibilidad de
sumergirnos, de ser participes directos, de un rito heredado de los tiempos
neolíticos, en el que, probablemente, el toro sería su principal protagonista.
Es una fiesta que hunde sus telúricas raíces en lo más profundo de nuestra
vieja cultura, de hecho sus orígenes son totalmente desconocidos, pero sus múltiples
personajes, cada pequeño detalle de sus vestimentas y gestos, sus danzas y
alaridos, encierran secretos que nos trasladan a tiempos y creencias muy lejanas,
a un mundo ya desaparecido. Todo ello, nos habla de rituales de fecundidad, del
deseo de despertar a la naturaleza de su letargo invernal, de ritos de
iniciación, de secretos que tenían una base muy profunda, que fueron concebidos
con un fin concreto, un fin muy distinto al que hoy nos mueve a celebrar estas
fiestas. Pero caminemos despacio, sin prisa por los carnavales de Altsasua,
dejémonos embaucar por su arcaico susurro, permitamos que nos cuente sus viejas
historias, seamos participes de sus telúricos misterios, la experiencia será
inolvidable, te lo garantizo.
MOMOTXORRO
Este
carnaval se perdió allá por la década de los años 30 del pasado siglo y
posteriormente, fue recuperado por gentes como Enrike Zelaia, Saturnino Leoz o
José Javier Aguirrebengoa, entre otros. En palabras del propio Enrike Zelaia,
estos entusiastas, recorrieron las viejas cocinas alsasuarras, recopilando
informaciones de las gentes de más edad de la localidad, el resultado fue magnifico,
consiguieron que el viejo carnaval se retomara en el año 1982, con algunas
novedades.
MOMOTXORRO
Los protagonistas
principales del carnaval de Altsasua, y también los que primeros que llaman la
atención del visitante, son los “momotxorroak”. Es este un personaje totémico
de aspecto taurino, impresionante, profundamente aterrador, sobrecogedor, cuyos
orígenes son desconocidos. Su nombre podría derivar del dios Momo, quien en la
mitología griega representaba el sarcasmo y las burlas, pudiéndose enlazar,
quizás, con el dios romano Marte. Estos personajes, se asemejan a otros que se
dan en diversos carnavales de la vieja Europa, como los de Cerdeña o Bulgaria.
Más cerca de casa, encontramos similitudes en carnavales rurales, que tienen
lugar en diferentes puntos de la cornisa cantábrica, en Galicia por ejemplo,
son llamados “zamarreros”, en Asturias “zamarrones” y “guiros” y “campaneiros”
en la zona leonesa de La Maragatería, por cierto tres zonas, estas, de profundas raigambres celtas. También se
encuentran en el área pirenaica, tanto en Huesca, como es el caso del personaje
Carnabal, de Torla, o los Barbacans del
valle de Arán, por poner un par de ejemplos.
MOMOTXORRO
Lo más llamativo de la vestimenta
de los momotxorros, es un cesto llamado “jaiskitxo”que se colocan en la cabeza,
del cual salen dos impresionantes cuernos, en la parte frontal. Sobre este
cesto, colocan un “ipuruko”, que oculta el rostro tiznado del momotxorro.
IPURUKO SOBRE EL JAISKITXO
Este
ipuruko, es una pieza de cuero con tachuelas del que cuelga pelo de caballo y
lanas rojas, igual a la que se colocaban en las parejas de bueyes que araban
nuestras tierras de labor, en un pasado no tan lejano. En la parte trasera,
cuelgan del cesto una enorme piel de oveja llamada “narrua”, y que sujetan a la
cintura con un cinturón “gerriko”, de esta piel penden diversos cencerros “farasortak”
FARASORTAK
IOALDUNES DE ZUBIETA
En el pecho
una tela blanca ensangrentada, pantalones de mahón con calcetines y abarcas
“zatas”, completan la indumentaria del momotxorro. En su mano un “sarde” una especie
de horquilla también ensangrentada, con la que azuzaran a los espectadores.
Los
cencerros, al igual que sucede en otros carnavales rurales, tendrían la función
de ahuyentar con sus sonidos a las plagas, a la peste, a las brujas, y a los
malos espíritus, despertando a su vez a la naturaleza tras su periplo invernal.
De esta forma el hombre prehistórico pretendía vencer un atávico temor, ya que durante
muchas lunas, el sol no lucia en el cielo y si lo hacia era sin fuerza, la
naturaleza, la tierra, generadora de vida y alimentos estaba dormida, por lo
tanto, tenían que despertarla, para lo que ideo una serie de diferentes ritos, en
los que se englobarían los viejos carnavales rurales.
Las
crines de caballo, podrían tener un carácter protector y purificador, quizás
sean ellas el nexo de unión, formado por etéreos hilos, con los caballos pintados
en nuestras cuevas prehistóricas. Quien sabe, tan solo es una idea, pero me
gusta pensar que es así, una forma sutil, tal vez, de rozar con la punta de los
dedos nuestro pasado más remoto, un vínculo invisible que nos une a aquellos
hombres y mujeres, antiguos antepasados nuestros. No es el único carnaval donde
se utiliza pelo de caballo, los “yoaldunes” del carnaval de Ituren y Zubieta,
lo llevan en sus hisopos con los que acarician el suelo intentando despertar a
la naturaleza.
El
sarde, podría tener parecido fin, pues con él golpean el suelo, pero también
pudiera tener un sentido de fertilidad, en Galicia, por ejemplo, se utilizaban
para azuzar a las mozas casaderas para asegurar así, una cuantiosa prole.
MOMOTXORRO CON EL SARDE
La
sangre pudiera representar la protección de los habitantes del pueblo que el mágico
ser, el tótem, realiza.
Otros
personajes completan la comitiva, uno de ellos es la conocida como “ereintza”,
la siembra, que se da, así mismo, en otros muchos carnavales vascos. La forman
seis miembros, dos van uncidos a un yugo “golda, o arado romano”, como si
fuesen animales de labranza, otro hombre se coloca delante de ellos y los va
dirigiendo con una herramienta llamada “pertika”, tras de ellos otro dirige el
arado y dos mas portan un caldero lleno de ceniza, que van lanzando en los
supuestos surcos abiertos por el arado.
EREINTZA
Esta parte del carnaval nos habla
directamente de una intencionalidad de fertilización de los campos, la ceniza
se ha utilizado desde antiguo para fertilizar y purificar los campos, lavar las
ropas e incluso como antibiótico en heridas. Además, tanto el arado como la
ceniza, pretenden estimular la energía del nuevo año que renace.
Los “juantranposos”,
JUANTRANPOSO
son personajes muy antiguos y de uso igualmente en varios carnavales del ámbito
rural vasco, quizás el lugar donde este personaje se ha hecho más famoso sea en
la localidad navarra de Lantz, donde en su interesantísimo carnaval se le denomina
como “Ziripot”,
ZIRIPOT Y ZALDIKO EN LANTZ
sin olvidar los “Zaku-zaharrak” de Lesaka.
ZAKU ZAHARRAK EN LESAKA
Se trata de un
personaje vestido con telas de saco rellenas de “borrostoak”, las hojas que
cubren las mazorcas de maíz, si bien también se puede rellenar con paja o
hierba, cuyos movimientos son torpes como consecuencia de su estrafalaria vestimenta.
En la cabeza porta un sombrero de paja y su cara se cubre con un paño en
ocasiones decorado con puntillas. En los personajes alsasuarras, a diferencia
de otros carnavales donde encontramos este personaje, llevan un alambre en
espiral, colocado en la parte trasera y del que cuelga un mechón de lana de
oveja. Se dice que los juantranposos eran fantasmas o criminales que habían
muerto de forma violenta. Hay quien ha querido ver en esta figura la
representación de la metamorfosis humana.Otros
personajes se han ido añadiendo a la comitiva, como la pareja de novios que portando
el arreo y que representan una boda. Las “maskaritak” que llevan sobre su
cabeza unas sobrecamas fruncidas a modo de capa, cubren su cara con una
puntilla, completando su disfraz un pantalón de mahón al modo bombacho y abarcas
con calcetines.
No
falta en el desfile el “akerra”, el macho cabrio que representa al diablo, un
muchacho ataviado con pieles curtidas porta en su cabeza una enorme cornamenta
de cabrón. En su cintura lleva también cencerros, y exhibe en su parte
delantera unos poderosos genitales masculinos, en su mano luce una vara de
madera en la que se ensarta un cráneo de macho cabrio. Se encarga de encender
la hoguera en la que se celebrara el akelarre, le acompañan numerosas “sorginak”
o brujas.
AKERRA
Todos
estos personajes toman parte del carnaval de Altsasua, pero veamos como se
desarrolla.
El
martes de carnaval a la tarde los hombres y mujeres, protagonistas de la
fiesta, van acercándose al polideportivo de la localidad, donde se vestirán
para la ocasión y desde donde partirá la comitiva carnavalera. Cuando los momotxorros
inician su ritual de preparación, comienza un espectáculo sublime, cargado de
matices, despacio se van colocando cada uno de los elementos de sus
vestimentas, se embadurnan con sangre animal la cara, brazos, sarde y
vestimenta, la tensión, una tensión profundamente telúrica, ancestral se
respira en el ambiente.
MOMOTXORRO PREPARANDOSE
Poco a poco todos los participantes del carnaval van
acercándose a la puerta metálica que cierra el patio del complejo deportivo, un
cohete marca el momento álgido del inicio de la fiesta,
A PUNTO DE SALIR
la puerta se abre y
decenas de momotxorros salen en desbandada, recordando la salida de los toros
en un encierro.
MOMOTXORRO
Corren atemorizando en un caos impresionante, a quien
encuentran en su camino, lanzando alaridos, haciendo sonar los cencerros y
golpeando el suelo y azuzado con los sardes a los presentes. Es un momento
mágico, de alguna manera estamos inmersos de lleno en un ritual prehistórico,
que nos conecta directamente con nuestro ser más arcaico, con nuestro yo más
ancestral.
MOMOTXORRO
En
determinados lugares del recorrido, un momotxorro hace sonar un cuerno, a modo
de llamada, a la que acuden todos los demás miembros de la manada. Comienza
entonces la sobrecogedora “momotxorroen-dantza”, la danza de los momotxorros.
Es realmente impresionante ver a todos esos seres totémicos danzando en la
penumbra de la noche, al son de este baile incorporado por Enrike Zelaia. Hacen
sonar sus cencerros, giran sobre si mismos, lanzan patadas al aire, amenazan al
espectador o emiten gritos aterradores, la sangre, las horcas todo embulle al espectador
en un momento extraordinario.
MOMOTXORROEN-DANTZA
MOMOTXORROEN-DANTZA
En un
lugar concreto, el akerra enciende el fuego alrededor del que danzaran los momotxorros,
mientras los Juantramposos se dedican a empujar con sus torpes movimientos, y
el resto de personajes realizan sus atribuciones. El recorrido continúa hasta
llegar a la plaza del pueblo, donde los momotxorros entran en estampida como
los auténticos animales salvajes que representan, y allí alrededor del quiosco
de música, danzaran un multitudinario “ingurutxo”.
MOMOTXORROS JUNTO AL FUEGO
Todo
esto y más es el viejo carnaval de Altsasua, uno de los más interesantes de
cuantos podemos encontrar en la antigua tierra de los vascos. Una gran cantidad
de símbolos, de datos que nos hablan de viejos rituales de origen pagano, que
se pierden en los tiempos y cuya interpretación es hoy en día imposible, pero
hay siguen guardados fielmente por el subconsciente colectivo, al alcance de
nuestra mano. Esto es tan solo una descripción, pero no lo dudes, amigo lector,
la mejor forma de conocerlos, es estar allí, disfrutarlos, vivirlos, y en
definitiva, sentirlos.
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