ESTANQUE DE LA BARBACANA
Ubicado
en el corazón de la Rioja Alavesa, en lo alto de un cerro, destacando como un
navío navegando entre mares de viñedos, se localiza la deliciosa localidad de
Laguardia. Durante la Edad Media la Villa estuvo vinculada al Reino de Navarra,
de donde deriva su nombre, conocida entonces como “La Guarda de Navarra” por su
ubicación estratégica frente al Reino de Castilla.
LAGUARDIA ENTRE VIÑEDOS
Pero su historia va más
allá, hunde sus raíces en lo más profundo de los tiempos antiguos, cuando allá
por el siglo XV antes de Cristo, gentes venidas del centro de Europa crean un
asentamiento en el valle, actualmente conocido como poblado de La Hoya.
POBLADO DE LA HOYA Y CERRO DE LAGUARDIA
A lo
largo de los siglos, el establecimiento fue evolucionando, hasta que sus
moradores decidieron trasladarse al cercano cerro y fundar un nuevo poblado en
lo que actualmente es la villa de Laguardia. Viejas historias, muy viejas se
esconden entre los mil tonos otoñales, ocres, rojizos, de los viñedos que
rodean la localidad, algunas probablemente no llegaremos jamás a descifrar,
quizás en eso estribe su poder de atracción y de fascinación.
AMANECE EN LOS VIÑEDOS
El
imponente perfil pétreo de la Sierra de Cantabria protege la localidad de los
vientos del norte, y precisamente de las
frías tierras del norte, llegaron a estas latitudes influencias de una cultura antigua
y mágica, cargada de leyendas y brumas, que atrapa irremediablemente a quien se
acerca a sus misterios, es la cultura celta. Son varios los vestigios
celtiberos que podemos disfrutar, sin prisa, en la Rioja Alavesa, entre ellos
se sitúa el hermoso estanque de La Barbacana.
PARTE DEL ESTANQUE
Este depósito
artificial ubicado en el interior de la muralla medieval, en la parte sur, se
descubrió en 1998, durante una intervención arqueológica. Su historia se
remonta a los tiempos en que los pobladores de La hoya decidieron cambiar la
ubicación de su poblado y se trasladaron a lo alto del cerro para así obtener
una mayor capacidad defensiva.
DETALLE DE LOS MUROS
Pero en
el estanque de La Barbacana no sólo se guardan muchos litros de agua, entre sus
muros de piedra se celebraban ritos ancestrales vinculados con las matres
celtas, deidades femeninas procedentes del noroeste europeo.
ESTANQUE
Su culto está muy
extendido por el mundo céltico, directamente relacionado con los ritos a la
madre tierra, a buen seguro su origen es mucho anterior, conectándonos
directamente con épocas primitivas del Auriñaciense y Magdaleniense,
pertenecientes al Paleolítico superior, es decir, el tercer y último periodo en
que se divide el Paleolítico.
RECREACION DE UN CULTO CELTA
De esta forma nos tenemos que remontar mentalmente
unos 40.000 años para encontrar las manifestaciones más remotas del culto a la
madre tierra en estas épocas antes citadas. Un misterioso hilo conductor nos
acerca en el tiempo hasta nuestro estanque celta, y encontrar los ritos que en él
se realizaban a las Matres. Junto a La barbacana se ha localizado un pequeño
ara votiva que nos confirma la vinculación del lugar con las diosa celtas y los
ritos a ellas dirigidos. Se trata de la conocida como Matribus Useis, cuyo
origen parece romano pero de clara raigambre celta.
MATRIBUS USEIS
Contemplando la pequeña ara
de piedra arenisca, dejándonos embaucar por sus tonalidades rojizas propias de
las piedras de la zona, intentamos desvelar su ancestral misterio, el porqué de
su ser, quizás celosa de su pasado quiera mantener su misterio sólo para ella,
o tal vez, nos cuente el porqué hace muchos siglos alguien decidió tallarla y
grabar la misteriosa inscripción que podemos apreciar en una de sus caras, dañada
por el desconchado
MATRIBUS
FESTIS POM(eia)
[PR]IMITIVA
La
Barbacana es en definitiva un lugar cargado de enigmas, que aunque, si bien en
muchas ocasiones pasa desapercibido, nos invita a zambullirnos en su arcaico
misterio, bucear en siglos de historia, tocar con los dedos parte de nuestro
más viejo y remoto pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario