SANTUARIO CELTIBERO DE JARRERO
Al
abrigo de la sierra de Cantabria, allí donde la magnificencia de las montañas
da paso a las llanuras fértiles, salpicadas de campos de labor, se sitúa un
rinconcito, una colina pétrea, que prácticamente pasa desapercibida entre el maremagno
de viñedos. Nada nos hace pensar que esta pequeña elevación guarda uno de los
secretos más sorprendentes de la Rioja Alavesa, el santuario celtibero de
Jarrero.
SANTUARIO CELTIBERO DE JARRERO ENTRE UN MAR DE VIÑEDOS
Pero acerquémonos a él como se merece, con calma, caminando sin prisa por los caminos que juegan
con las parcelas de vides, al abrigo acogedor de las montañas bravías y del enigmático
río Ebro. Y es que es precisamente es en un marcado meandro que forma el río en
su búsqueda telúrica del Mediterráneo, donde se eleva el santuario. Para
comenzar nuestro paseo podemos llegar hasta la preciosa aldea de Briñas,
localidad que acaricia delicadamente el río Ebro, para salvar el torrente, se
construyó allá por el siglo XIII, un puente que fue reparándose con el paso del
tiempo hasta la maravilla que hoy podemos contemplar, y que se localiza en las
afueras del pueblo en dirección a la localidad de Haro.
PUENTE DE BRIÑAS
Este será nuestro punto
de partida, comenzamos el caminar sobre esta joya arquitectónica de 150 metros
de largo y que se eleva más de 4 metros sobre el Ebro, quien lo acaricia delicadamente
entre sus 7 ojos. Pasamos a la orilla derecha del río donde nos desviamos hacia
nuestra izquierda, siguiendo un camino de tierra muy amplio. La ruta es sencillísima,
tan sólo seguimos el camino durante aproximadamente un kilómetro entre viñedos,
hasta ver nuestro objetivo destacando tímidamente sobre las plantaciones. Mientras
camino, dejándome conquistar por el magnetismo arcaico del santuario, pienso en
que me encuentro en un lugar que guarda una historia impresionante, enigmática
y profunda, sin embargo, es un lugar que parece querer pasar desapercibido,
como si nada iría con él, quizás quiera
salvaguardar su profunda importancia, alejado de miradas indiscretas o en algún
caso destructivas, quedando allí en su calma al abrigo del monte Toloño con
quien le une una profunda vinculación.
Pero tan
sólo pretendo acercarme a su magia arcaica con humildad, la misma que él
atesora, con sincera admiración y profundo respeto, a convencerle de que deje
un pequeño poso de su magia en mi alma. Llegar hasta el santuario es un
sencillo paseo, que debemos saborear pausadamente. Expertos han intentado
desvelar su secreto, y en parte lo han conseguido, aunque su porqué más
profundo quedará guardado para siempre entre el misterio de los tiempos, quizás
por ello estos lugares son tan profundamente magnéticos.
Son
varias los datos que hacen sospechar que estamos ante un importante santuario
de origen ancestral. Vayamos conociéndolas.
En su
parte izquierda, se ve una efigie humana, de casi 4 metros de altura, y que
forman una curiosa alineación de rocas que sólo es visible claramente desde un
punto concreto, un grupo de piedras colocadas al parecer para tal fin. Pudiéramos
estar ante la representación de un ídolo solar, parece ser que le realizaron
una incisión que formaría el ojo y según como le dé la luz, parece estar
abierto o cerrado.
LA EFIGIE DEL SANTUARIO CELTIBERO DE JARRERO
Pasamos
ahora hacia la parte trasera del santuario y vemos claramente una especie de
escalerillas que ascienden hacia lo que aparenta ser un altar.
En su
parte superior, localizamos lo que probablemente sea un altar de sacrificios de
pequeños animales, compuesto de una pequeña pila con un canalillo que la
comunicaría con otra pila, hoy desaparecida, situada un poco más abajo y desde
la que otro canalillo llevaría la sangre del sacrificio hasta la base del
altar.
CAZOLETA RITUAL EN EL SANTUARIO CELTIBERO DE JARRERO
También en la parte superior se ven una serie de hoyuelos, posiblemente
rituales, como los que hemos observado en lugares de Galicia, vinculados a parajes
donde se realizaban ritos antiguos, muchos de los cuales guardan maravillosos petroglifos.
HOYOS EN EL SANTUARIO CELTIBERO DE JARRERO
PETROGLIFOS DE RONCUDO, GALICIA
A la derecha
de las escaleras de subida ala altar, se observa una curiosa incisión en forma
serpentiforme, realizada en la antigüedad como demuestran los líquenes que se
hallan en su interior.
ESCALINATAS DE ACCESO AL SANTUARIO CELTIBERO DE JARRERO
Marca que a decir de los expertos, representarían los
cuernos de la luna, y que se relaciona con un collar celtibero, hallado en el
yacimiento de Navafría, en la localidad de Clares, Guadalajara, conocido como
el collar de la sacerdotisa del sol. En esta joya, se representan diferentes
elementos simbólicos entre los que están los cuernos de la luna y que se vincularían
con la resurrección, por lo que estaríamos una creencia en la reencarnación de
las almas.
LOS CUERNOS DE LA LUNA EN EL SANTUARIO CELTIBERO DE JARRERO
Por
último, el santuario se halla vinculado al solsticio de invierno, fecha en la
que, tanto en el amanecer como el anochecer, las luces alinean el santuario con
dos montañas mágicas cargadas de historia, Toloño y Bilibio.
Jarrero
se vincula, por parte de los expertos, con el santuario vetón de Ulaca, en
Avila.
Sea
como sea, su misterio permanece allí, en este silencioso paraje, lo que si es
cierto es que este lugar emana una profunda magia, una energía telúrica, llena
de simbolismo y misterio.
Allí,
en el santuario contemplando el monte sagrado Toloño, no deja de recorrernos un
escalofrío al pensar que estamos en un lugar sagrado para los moradores de estas
tierras, un lugar en el que guiados por profundos sentimientos, decidieron
ubicar allí su santuario. Pero quienes fueron estos hombres y mujeres. Estamos
en una zona un poco imprecisa en la división de las tribus de los Berones,
Autrigones y Vardulos, según los expertos, serían probablemente los Berones,
tribu de clara influencia céltica, los constructores del santuario.
SANTUARIO CELTIBERO DE JARRERO
Dejamos
que el enigma magnético del santuario de Jarrero continúe con su pausado
caminar por los misteriosos senderos de la historia, nosotros nos conformamos con
dejarnos imbuir de su energía ancestral, de su fuerza arcaica y de sus secretos
más profundos.